Sun rays piercing through the sky at sunset
Crédito: Matt Palmer, unsplash.com

Una de las áreas que el apologista cristiano, Lee Strobel, profundiza en su último libro, “Viendo lo Sobrenatural: Investigando Ángeles, Demonios, Sueños Místicos, Encuentros Cercanos a la Muerte y Otros Misterios del Mundo No Vista, es la existencia del espíritu del hombre.

A lo largo de la Biblia encontramos referencias al espíritu, alma y cuerpo del hombre (1 Tesalonicenses 5:23). Mientras que muchos creen que el espíritu y el alma son lo mismo, son distintivamente diferentes.

Nuestro espíritu existe separado de nuestro cuerpo humano. Es incorpóreo y la esencia de quienes somos en forma espiritual. Nuestro cuerpo es ese armazón terrenal en el que vive nuestro espíritu. El alma, que es nuestra mente, voluntad y emociones, se crea cuando nuestro espíritu interactúa con nuestro cuerpo físico o material.

En su libro, Strobel buscó historias que pudieran ser documentadas y que probaran la existencia del reino sobrenatural o espiritual. Cuando se trató de la existencia del espíritu del hombre, citó el caso de una mujer que murió durante una operación en un hospital.

La mujer afirmó que su espíritu (algunos lo llaman alma) se separó de su cuerpo, haciendo que flotara hacia arriba. Vio a los doctores abajo mientras intentaban reanimarla. Pero luego vio algo más.

Cuando finalmente la revivieron, ella dijo: ‘Oh, por cierto, en el ventilador de techo aquí en la sala de emergencias, en la parte superior de la pala … hay una etiqueta roja,’” dijo Strobel en su entrevista con Charisma News. “Y ella no podría haberlo visto. Nadie podría verlo desde la sala porque está en la parte superior de la pala del ventilador. Así que subieron con una escalera y, efectivamente, allí estaba la etiqueta roja que solo ella podría haber visto desde su perspectiva de su espíritu flotando cerca del techo de la sala de emergencias.”

En 2006, un neurocientífico de la Universidad de Montreal, el Dr. Mario Beauregard, investigó las experiencias místicas de un grupo de monjas carmelitas, cuando tuvieron un encuentro espiritual con Dios.

Las resonancias magnéticas realizadas en los cerebros de las monjas mientras revivían estas experiencias, descubrieron que más de 12 áreas del cerebro se iluminaron. Beauregard también encontró lo que describió como actividad eléctrica inusual; no creía que esto pudiera ser explicado por procesos naturales en el cerebro. Beauregard sugirió que esto insinuaba la existencia de una parte no material de hombres y mujeres, que la Biblia se refiere como nuestro espíritu.

Aparte de los numerosos pasajes que se refieren a nuestro espíritu, alma y cuerpo, vemos varias secciones que abordan el espíritu del hombre como algo separado.

Ciertamente, la más controvertida de estas involucra el espíritu irritado del profeta Samuel que apareció y habló cuando Saúl consultó a la bruja de Endor (1 Samuel 28:3-25).

Jesús también habló sobre la existencia de nuestro espíritu en la historia de Lázaro y el rico. En ese relato, tanto Lázaro como el hombre rico continuaron existiendo en forma espiritual después de su muerte. Ambos eran autoconcientes y podían comunicarse en su forma espiritual (Lucas 16:19-31).

En su enseñanza sobre los dones espirituales, el apóstol Pablo escribe que cuando hablamos en lenguas, es nuestro espíritu (empoderado por el Espíritu Santo) el que ora, no nuestra mente (1 Corintios 14:14).

La Biblia es clara que después de la muerte continuamos existiendo. Pero ese no es nuestro destino final, ya que eventualmente seremos restaurados a nuevos cuerpos resucitados (1 Corintios 15: 13 y 52, Filipenses 3:20-21).

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