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Una extraña respuesta a la petición de los discípulos por más fe


 Mostaza. Crédito: yaxchibonam/Flickr/Creative Commons

Mustard Credit: yaxchibonam/Flickr/Creative Commons

Un día, los discípulos le preguntaron a Jesús “que aumentaran su fé” (Lucas 17: 5). Querían saber el secreto detrás del éxito de Cristo.

Los discípulos habían seguido a Jesús durante varios meses y lo veian hacer un sinfín de milagros y liberaciones. En comparación, se miraron sus propios escasos sucesos y llegaron a la conclusión de que Jesús era un hombre con grandes cantidades de fé para llevar a cabo tales tremendos milagros.

Para los discípulos que era una fórmula muy simple: “más fé = más señales”.

Entonces, ¿cómo respondió Jesús a esta pregunta?

El Señor dijo a los discípulos que si tuvieran fe del tamaño de un arbol de mora, podrían ordenar a que esta semilla de mostaza fuera echada en el mar y esta obedecería.

No, este no es un error de tipografía.

Es cierto que esto no es exactamente lo que dijo Jesús, pero esto es lo que los discípulos esperaban que el dijera. Ellos estaban esperando alguna enseñanza sobre las grandes cosas que pudieran llevar a cabo con grandes cantidades de fé. En lugar de ello, Jesús les dio un tirón en la dirección exactamente opuesta.

Entonces los apóstoles le dijeron al Señor:

—¡Aumenta nuestra fe!

—Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y les obedecería. (Lucas 17: 5-6 NVI)

—Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y les obedecería. Foto: Semilla De Mostaza

Un árbol sicòmoro puede crecer de 10 a 20 metros en tamaño (32 ‘a 64’). Por el contrario, una semilla de mostaza era la más pequeña de las semillas de los cultivos Israelitas. Hay diferentes variedades de semilla de mostaza. La que se utilizaba en tiempos de Jesús era la mostaza negra y su semilla era extremadamente pequeña.

En cuanto a esta semilla microscópica, los discípulos correctamente concluyeron con razón, que si su fe era más pequeña que cualquiera de esto, no existiría en absoluto. De hecho, la frase un “grano de mostaza” era un idioma común o metáfora en ese momento utilizado para describir la más pequeña cantidad.

Este es exactamente el punto que Jesús quería llevar a casa a sus discípulos.

Los discípulos median la fé como un termostato, cuanto más alta fuera su fé, más milagros harían. La respuesta a la realización de más milagros fué simplemente encontrar más fé.

Pero Jesús quería cambiar en los discipulos el punto de vista de la fé de “termostato” a la de “interruptor de la luz” – en el que la fé está encendida o su apagada. O se cree o no se cree.

La analogía del grano de mostaza de Jesús destruyó cualquier sentido de la cantidad.

No es la cantidad de la fé en nosotros que opera para los milagros, sino más bien la calidad – que es la fé pura no contaminada con incredulidad.

La incredulidad y la duda son las que impiden los milagros, no la falta de fé. De hecho, creo que una de las formas más grandes de la incredulidad es la noción de que se necesita “más fe.”

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