En los últimos meses, he sentido que el Espíritu Santo está instando a las personas a orar más. Necesitamos orar más individualmente, pero como parte de esto, también creo que Dios quiere que los creyentes se reúnan para orar.
Esto puede ser asistiendo a una reunión de oración en la iglesia el miércoles por la noche, o como mi esposa y yo hicimos a finales de 2023, nos unimos a una reunión en casa de un amigo el lunes por la noche para orar.
Los miembros llegan aproximadamente una hora antes para disfrutar de una comida juntos, luego pasan más de una hora orando en grupo.
La oración en grupo es poderosa porque es otra forma de potenciar nuestra oración.
Jesús dijo: “Además os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos,” (Mateo 18:19, RV60).
La palabra griega para “ponerse de acuerdo” en este versículo, sumphōneō, es la palabra de la cual obtenemos “sinfonía”. Significa hablar al unísono y armonizar juntos. Involucra la idea de un contrato y dos personas pactando trabajar juntas en un proyecto.
Al igual que una sinfonía, habla de instrumentos con diferentes sonidos que se unen para hacer un sonido poderoso y glorioso, que cada uno por separado no podría lograr.
Pero la clave del acuerdo es la concentración.
En otras palabras, una trompeta no puede estar tocando un compás de la Novena Sinfonía de Beethoven y los violines tocando una línea de Bridge Over Troubled Waters de Simon and Garfunkel.
Pero eso es a menudo lo que puede suceder en la oración en grupo.
Sé esto porque eso es exactamente lo que estaba haciendo en nuestras reuniones de los lunes por la noche.
Cuando alguien más estaba orando, mi mente tendía a divagar.
A veces pensaba en cosas espirituales, incluso en lo que quería orar a continuación, pero otras veces reflexionaba sobre la última contratación de nuestro equipo de fútbol profesional.
En otras palabras, simplemente porque estamos en la misma habitación orando no significa que estemos poniéndonos de acuerdo en la oración.
Creo que el Espíritu Santo quiere que nos enfoquemos y nos concentremos en lo que la otra persona está orando. El Espíritu Santo quiere que nuestro espíritu, pensamientos y voces se alineen y estén de acuerdo. Tenemos que estar en la misma página de la partitura musical y en este acuerdo hay poder.
Así es como la iglesia primitiva oraba. Cuando los sacerdotes judíos comenzaron a amenazar a los miembros de la iglesia primitiva, se reunieron para orar: “Alzaron unánimes la voz a Dios y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hizo el cielo…” (Hechos 4:24, RV60).
Oraron “unánimes”, que es la palabra griega, homothumadon, y simplemente significa “una voz”. Estaban orando juntos como una sola persona.
La gente no estaba consultando la última puntuación de fútbol en sus teléfonos celulares ni preguntándose qué compras necesitaban hacer en la tienda mientras otros estaban orando.
Además, debemos entender que el resultado de este tipo de oración de acuerdo no es proporcional. Cuando dos personas están de acuerdo en oración, no duplica el poder, es extremadamente mayor.
Deuteronomio nos enseña que cuando Dios está con nosotros, “un solo hombre podrá hacer huir a mil, porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, como él os ha hablado” (Deuteronomio 32:30, RV60).
Ni siquiera tiene sentido que dos puedan ser mucho más poderosos que uno.
Pero tiene sentido cuando leemos lo que Jesús dice a continuación cuando hay acuerdo: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mateo 18:20, RV60). Cuando hay acuerdo, la misma Presencia de Jesús, su Poder y Autoridad, se establecerán en medio de nosotros.
Esto es exactamente lo que sucedió cuando la iglesia primitiva oraba unánime: “Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban reunidos tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo” (Hechos 4:31, RV60).
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